La Primavera de Sandro Botticelli


  Esta célebre y amada obra del gran Botticelli fue realizada para Lorenzo de Pierfrancesco de’ Medici, primo de Lorenzo el Magnífico. Los Medici eran una importante familia de banqueros florentinos y más tarde la casa real de Toscana. Los críticos están divididos sobre la fecha de la obra. De cualquier modo fue seguramente pintada entre 1477 y 1482. La Primavera está llena de significados alegóricos de difícil e incierta interpretación. Entre las hipótesis más acreditadas esta aquella de la interpretación del reino de Venus, cantado por los poetas antiguos y de Poliziano (famosos letrado en la corte de los Medici). A la derecha Céfiro, dios del viento (el joven de rosto azulado) persigue a Flora y la fecunda con su aliento. Flora se transforma en Primavera, la mujer elegante que esparce flores por el mundo. Venus, al centro, representa la “Humanitas” es decir la unidad y armonía, entre naturaleza y civilización. A la izquierda las tres danzan y Mercurio disipa las nubes. La alegoría a la Primavera es una obra muy refinada. Los detalles naturalistas de la pradera (hay cientos de tipos de flores), el uso hábil del color, la elegancia de las figuras, la poesía del conjunto, han hecho justamente celebre ésta importante y fascinante obra en todo el mundo. Dejando de lado las muchas posibles interpretaciones propuestas por varios expertos, lo que es seguro es el significado humanístico de la obra: Venus representa la Humanitas que distingue los valores materiales (a la derecha) de los espirituales (a la izquierda). Humanitas promueve la idea del hombre, confiado en sus propias habilidades, y al mismo tiempo sensible a las necesidades de los demás. Esta concepción de origen antiguo fue respaldada por los Humanistas del Renacimiento y del círculo Neoplatónico que giraba en torno a la corte de los Medici. El Neoplatonismo fue una corriente filosófica y estética que trataba de fusionar el pensamiento del filósofo griego Platón con los conceptos más nobles del cristianismo. La concepción de la belleza y del amor absoluto típico del Neoplatonismo influyó mucho en la cultura renacentista y en el mismo Botticelli. Por lo tanto, se puede imaginar que detrás de la interpretación filosófica de la pintura, Botticelli y su cliente pensaban en una apología hacia los Medici, a su sofisticada visión del futuro y al profundo amor por la cultura y el arte.

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