Baco de Caravaggio
Miguel Ángel Merisi, mejor conocido como Caravaggio, es uno de los artistas más importantes en la historia del arte.
De temperamento nervioso, a menudo violento, revolucionario en la manera de pintar, Caravaggio personifica en cada aspecto de su azarosa vida, la figura romántica del artista. Nacido en Milán, trabajó principalmente en Roma, Nápoles, Malta y Sicilia.
Su formación fue influenciada sobretodo de la pintura veneciana y lombarda: de la primera aprendió el uso del color cálido y atmosférico, de la segunda tomará el fuerte realismo y la predilección por sujetos populares y humildes.
Esta última característica es evidente en el celebre Baco (Bacco en italiano) conservado en los Uffizi, comisionado por su protector el Cardenal del Monte, como regalo para el Gran Duque de Toscana Ferdinando I, pintado entre 1596 y 1597.
En esta obra, Baco no es representado en manera idealizada como en el pasado. Al contrario podría parecerse a un joven de pueblo, uno de esos personajes con los que Caravaggio solía frecuentar las tabernas. Como en la mayoría de sus obras, aquí también el paisaje está ausente: el interés del artista es de hecho destacar la humanidad de los personajes en vez de los detalles superfluos. Su elección en representar sujetos populares, toscos, torpes y sin gracia le trajo muchas críticas durante su vida.
Baco esta retratado en pose y sostiene una copa de vino con la mano izquierda, casi como si fuera una imagen reflejada en el espejo. De hecho Caravaggio utilizaba un complejo sistema de espejos para retratar sobre sus lienzos, como una primitiva técnica fotográfica. Excepcional es el uso hábil del color y de la técnica del oleo: el efecto de increíble realismo en la representación del cesto de fruta, la tez del joven y la transparencia en la copa de vino, dio como resultado un nuevo enfoque al arte.
Una restauración reciente ha revelado que en el interno de la jarra de vino existe un pequeño retrato del artista, que observandola detenidamente se puede ver.
Poco convencional, introspectivo, y un verdadero rebelde, Caravaggio se centra en el ser humano, con sus imperfecciones y limitaciones de su naturaleza mortal.
Su manera pintar revolucionó para siempre el curso de la historia del arte.
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