La Fornarina
Fornarina es el nombre que románticamente se dio a la mujer que posa para Rafael en este y otros muchos lienzos. No se sabe a ciencia cierta cuál es su identidad, pero siglos después se ha querido ver en ella a la supuesta amante del pintor. El apodo de Fornarina le vendría del vocablo italiano que designa la harina; se debe a que se trataba de una joven sienesa llamada Margherita Luti, hija de un panadero de la comarca de Santa Dorotea, en Roma, llamado Francisco. Sin embargo, otras teorías parecen cobrar mayor peso y de este modo se apunta a que la joven fue una famosa cortesana de Roma, modelo de varios pintores del Renacimiento que la inmortalizaron en sus lienzos. La relación con Rafael, pues, no está clara; sin embargo, el brazalete que la joven lleva en el brazo muestra el nombre del pintor. En cualquier caso, la pose de la muchacha y el realismo del retrato hablan de una actitud desenvuelta y confiada con el artista. Esta pose informal y el aura romántico que durante siglos se atribuyó a la muchacha fascinaron a pintores del siglo XIX, especialmente a Ingres, que empleó el modelo de la Fornarina para sus lienzos, manteniendo incluso el curioso tocado de rayas que porta la muchacha. Algunos especialistas consideran que el retrato sería obra de Giulio Romano aunque Sanzio tuviera una extensa participación. La penetrante mirada de la joven indica el interés del artista por captar la expresión de sus modelos, enlazando con los retratos que más tarde ejecutará Tiziano.
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